Los y las estudiantes hemos mantenido una lucha para que se nos reconociese no sólo como estudiante universitarios, sino, como trabajadores que se están formando en aras de la sociedad.
No podíamos dejar que nuestra formación, nuestros representantes, nuestros derechos y deberes quedaran en una mera concesión del profesorado que amablemente nos los dotaba.
Con el Estatuto del Estudiante Universitario vamos mucho más allá, avanzamos en una garantía para los y las ciudadanas que opten por una formación superior. No queda en papel mojado ni el estatuto del personal docente e investigador, ni ahora el estatuto del estudiante.
Somos consciente de la apuesta decidida por la Universidad, entendida como algo más que la educación allí impartida. Se trata de una universidad que se abre al mundo como ventana de derechos y deberes de los y las universitarias, escuela de democracia al accedo de todos y para todos.
Derecho a ser represetado, al poder ser candidato electo en todo proceso participativo, garantía de una política de becas, de una partida presupuestaria para los consejos de estudiantes, así como, la puesta en marcha de un Consejo de Estudiantes son alguno de los pasos que marcan ahora una nueva hoja de ruta el el camino del saber.
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