Nuestra Universidad se enfrenta a un proceso revolucionario que no tiene un símil en la época actual, y que si nos ponemos a buscar puede que sólo hallemos un rasgo de similitud en la Antigua Edad Media.
La educación ha pasado de ser una cualidad inherente a un grupo privilegiado y, conservada con sumo cuidado por la clase eclesiástica, a ser extendida a todos los y las ciudadanas sin importancia de su origeno o condición social.
Nosotros y nosotras jóvenes del siglo XXI hemos de afrontar este cambio con entusiasmo y no con la visión pesimista de quien, ante el cambio, antepone su seguridad aunque ésta sea mediocre y no conduzca a ningún lugar.
La construcción del Espacio Europeo de Educación Superior comienza en 1999 con la Declaración de Bolonia, y no es algo que quede en las decisiones que asumen los estados firmantes, sino que se trata de un proceso en construcción donde interactúan todos los agentes del mundo universitario: estudiantes, rectores de las distintas universidades españolas...
La universidad prepara a los futuros investigadores, médicos, abogados... en definitiva, a los futuros dirigentes de nuestro país, y por lo tanto, han de estar presentes la idea de universalidad del conocimiento que ha caracterizado a esta institución, así como, el reflejo del mercado laboral que en el momento rige.
¿¿De qué nos sirve una enseñanza que no se adapte a las demandas sociales y qué no tenga como objetivo final aumentar el bienestar social y la consolidación de una sociedad más justa e igualitaria??.
Con el EEES conseguimos la movilidad tanto de estudiantes como de profesorado, consiguiendo que los éxitos de las Becas Erasmus, traspasen fronteras y nos permita tener una plena coordinación educativa en Europa.
El proceso de construcción europea ha de pasar por una conciencia de la ciudadanía que ha de sentir a Europa como su lugar de origen por encima del sentimiento nacionalista. Hemos de superar la Europa económica para tener una Europa más social y en definitiva más ciudadana.
El nuevo modelo de educación supondrá una relación más personal entre profesor y alumno, un vínculo más personal y directo que fomentará un aprendizaje
contínuo donde el alumno aprehenderá no sólo conocimiento sino valores y formas de razonamiento.
Todos y todas las estudiantes tendrán a su disposición a las becas que en la actulidad permiten que cualquier familia acceda a una formación de calidad, y además se instaurarán nuevas encaminadas a la financiación de los estudios de másters y posgrado.
Asumamos el cambio, pensemos en cómo mejorarlo y desechemos el miedo a permanecer en un sistema medieval.
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